Un sistema de inspección por rayos X consta de los tres componentes principales: generador, detector y procesador de imágenes, así como mecánica y tecnología de transporte. Existen configuraciones de hardware especiales para diferentes ámbitos de aplicación, lo que permite utilizar los componentes principales en una amplia variedad de aplicaciones. 

Estructura de un generador 

En su forma más simple, los tubos de rayos X modernos constan de los siguientes componentes:

• Recubrimieto de cristal 
• Cátodo 
• Ánodo 
• Disco de tungsteno

Todos los componentes se encuentran al vacío en un cuerpo sellado de vidrio o cerámica. El cátodo calefactor sirve de fuente de electrones y consiste en un filamento de tungsteno que se hace brillar mediante una corriente eléctrica. 

Aplicando una tensión elevada (kV) entre el ánodo de cobre y el cátodo calefactor, los electrones se aceleran y se desplazan hacia el disco de tungsteno. La corriente de electrones en este punto se denomina corriente del tubo de rayos X (mA). Cuando los electrones chocan con el disco de tungsteno, se ralentizan considerablemente. Esta desaceleración provoca la emisión de rayos X. En un generador de rayos X el tubo está blindado con plomo o cobre. Los rayos X utilizables salen del generador a través de una pequeña abertura (véanse las ondas rojas en el gráfico). 

La generación de radiación de rayos X utilizable libera calor y hace necesario refrigerar el generador. Por ello, el generador de rayos X suele estar situado en una carcasa que se llena con un líquido refrigerante como el aceite. La disipación del calor suele mejorarse con aletas de refrigeración. La necesidad de refrigeración depende de la potencia del generador y de la temperatura ambiente. 

En general: 

• para detectores de rayos X de 65W a 100W, bastan ventiladores sencillos para hacer circular el aire caliente. 
• Los aires acondicionados potentes se utilizan para unidades de 100 W a 320 W de potencia. 
• para detectores de alta potencia con 1000W y más, se requiere un sistema de bomba con refrigeración activa por agua. 

La inspección por rayos X busca cuerpos extraños que absorben una mayor cantidad de radiación que el producto inspeccionado. Por lo tanto, la detección fiable de cuerpos extraños sólo es posible si tienen una densidad comparativamente mayor.

Muchos alimentos son acuosos o se basan en el agua debido a su estructura natural, como la fruta y la verdura. Por lo tanto, tienen una densidad similar a la del agua (1000 kg / m3). En términos de gravedad específica, esto corresponde a un valor de 1,0 g / cm3. Este valor suele utilizarse como punto de referencia. La tabla siguiente ilustra la detectabilidad de los tipos de materiales. Los materiales marcados en rojo normalmente no pueden detectarse porque su densidad es demasiado baja o casi igual a la del producto. Los materiales marcados en verde pueden detectarse debido a su mayor densidad.

La tabla está ordenada en orden descendente de densidad. Cuanto más alto está un material en la tabla, mayor es el factor de atenuación y, por tanto, estos elementos se detectan mejor en los alimentos. Esto también significa que las partículas más pequeñas pueden detectarse más fácilmente.

Atención: Cuando se definen las sensibilidades de detección para el sistema de gestión de la calidad, también debe especificarse la densidad de los materiales que suponen un riesgo según el análisis de riesgos. Por ejemplo, no todo el vidrio es igual: el vidrio de plomo, por ejemplo, tiene una densidad de 3,5 - 4,8 g / cm3. En cambio, el vidrio sódico-cálcico (también llamado vidrio sódico-cálcico-sílice, el material más común para envases de vidrio como o frascos de vidrio) tienen una densidad de 2,52 g / cm3. Es obvio que la sensibilidad de detección absoluta de estos dos tipos de vidrio difiere enormemente. Por lo tanto, se debe tener cuidado de que para la definición de las sensibilidades de búsqueda de un dispositivo de inspección por rayos X se evalúen exactamente aquellos materiales que realmente existen como riesgo en el entorno de producción.